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martes, 6 de septiembre de 2011

Historia mundial de la pobreza, capitulo 4.

CAPITULO IV.
La pobreza, Una amenaza para el Continente. ¿ Cómo enfrentarla?


La Pobreza una Amenaza para el Continente.

      En América Latina, durante los últimos veinte años, se ha venido  incrementado el número de pobres en cantidades alarmantes. Existen  cifras que proyectan, para finales de siglo, unos 270 millones de pobres hacinados en las áreas urbanas y otra, un tanto menor pero no menos singular cantidad de personas, en igualdad de condiciones, aglomeradas en las áreas rurales.

      Estas cifras son el  producto de las conclusiones a las que llegó  un seminario sobre la pobreza realizado durante la última semana del mes de Septiembre de 1995 en la Universidad de Notre Dame. A este seminario asistieron diversos sectores de la sociedad latinoamericana, entre ellos el entonces Presidente de Chile Patricio Alwyn, representante del único País que había logrado reducir, de manera importante, los niveles de pobreza, disminuyéndola para el momento de 40 al 28 %.

      El tiempo ha transcurrido, el problema de la pobreza se ha agravado y el nuevo modelo de desarrollo, basado en la apertura de mercados, la integración económica, la búsqueda de competitividad y la racionalización del papel del Estado ha constituido más que una opción una necesidad para la mayoría de los países en vías de desarrollo. Sin embargo este modelo económico ha afectado las sociedades y la desigualdad en la distribución de los ingresos ha continuado, los ricos se hacen más ricos y los pobres han seguido en progresivo aumento constituyéndose en un problema política, moral y socialmente insostenible. América Latina tiene la peor distribución de ingresos del mundo.

      La pobreza en América Latina es un factor desestabilizador de la democracia porque, como fenómeno social, afecta un elevado número de personas y grupos que integran nuestra sociedad, es fuente de conflictos, de descontento y de violencia. Es por ello que las organizaciones internacionales afirman que las peores y más frecuentes violaciones de los derechos humanos se suscitan entre los pobres y los marginados. Desde los abusos administrativos de diversas autoridades hasta las represiones mas violentas por parte de las fuerzas del orden pasando por el manejo sesgado y corrupto del sistema de administración de justicia.

Los pobres involucran una gran cantidad de personas que carecen de verdadera representación y de poder político para ejercer influencia a su favor. En casi toda América Latina hay gran pesimismo en torno al futuro porque no vislumbran soluciones que conlleven a mejorar la situación de esas grandes mayorías. La opinión pública señala a los líderes como principales culpables de lo que ocurre, ya que la conjunción de la corrupción, la mala aplicación de las políticas económicas y sociales, así como la negligencia gubernamental, han contribuido a la pérdida de la confianza y del optimismo.

La gente se abre a la posibilidad de buscar y encontrar nuevos líderes e ideologías capaces de desarrollar ideas, cambios que promuevan la mayor participación y productividad.


Propuestas para Enfrentar la Pobreza:

Algunos analistas coinciden en que mejorar el desarrollo humano y combatir la pobreza requiere de políticas económicas que involucren sensibilidad social. Una política social agresiva que ataque con firmeza los problemas de la población en sus áreas de necesidades primarias, así como una estrecha relación entre ambas políticas que permita conjugar esfuerzos y permitan reformar la mejor distribución de los ingresos. No basta fomentar el crecimiento económico como lo promueve el neoliberalismo, se requieren medidas de redistribución de la riqueza que puedan ayudar a reducir las desigualdades sociales y económicas que forman parte del panorama de la pobreza en América Latina. Lo cual es un problema fundamentalmente político.

El Informe de la ONU sugiere dar optatividad y no cohersividad a los programas de ajuste, a la reasignacion de recursos cuando sea necesario, se debe proteger el gasto social básico e incluso se puede llegar a proponer que los donantes externos de recursos económicos exijan a los receptores no reducir los gastos y subsidios sociales para los grupos de menores ingresos. Se debe presionar para que los programas de desarrollo humano sean los últimos y no los primeros en reducirse durante un periodo de ajuste, después de haber explorado y agotado todas las demás alternativas.
Para enfrentar la pobreza de manera efectiva en América Latina no basta con medidas paliativas de la enfermedad que tan solo permitan aliviar los síntomas, no basta con enfocar solo las poblaciones definidas como pobres, se requiere reestructurar las estrategias de desarrollo, revalorizar el papel del Estado como representante de la voluntad popular en el marco de los regímenes democráticos auténticos, el cual debe promover cambios substanciales de políticas, enfoques y actitudes que permitan el engranaje activo y participativo de las poblaciones interesadas. Es importante que el Estado prevea mecanismos de seguridad que disminuyan el efecto de los programas que se puedan ejecutar en un momento dado.

A estos efectos el Banco Mundial de Desarrollo promueve simposios y conferencias tendientes a buscar soluciones y a partir de  Febrero de este año inició, y tiene previstos para realizar, una serie de eventos para enfatizar la necesidad de obtener mecanismos de protección social para los pobres en América Latina y el Caribe, avanzar en el conocimiento y la experiencia de la región respecto al diseño y la evaluación de redes de protección social para los pobres y crear un foro para el debate y la discusión entre investigadores, diseñadores de políticas, representantes de organizaciones de la sociedad civil y miembros de la  comunidad internacional de desarrollo para comprometer sus esfuerzos en dar protección social a los pobres. 

En muchos países la resistencia al cambio es tal que incluso hay sectores de la sociedad que ni siquiera admiten la existencia del problema. Las políticas económicas deben ser renovadas y las sociales deben controlarse para lograr la interrelación adecuada que permita la mejora sustancial de la distribución del ingreso.

Como se mencionó se debe promover la mayor participación de la comunidad y de la sociedad para enfrentar la pobreza, organizando y promoviendo programas sociales bien orientados, incorporando al esfuerzo a las ONGs, y formando sistemáticamente gerentes sociales. Se debe generar conciencia entre los ricos sobre la necesidad de erradicar a la pobreza. Es necesario que aquellos más pudientes entiendan que el desarrollo y la prosperidad de un País solo se hace posible cuando la riqueza es accesible a todos los niveles de la sociedad. 

Otro aspecto importante, que se debe enfrentar, lo constituye la excesiva concentración de población en las ciudades. Para buscar una solución a esa acelerada transformación demográfica urbana, cuya principal fuente fue, y sigue siendo el área rural, el Banco Interamericano de Desarrollo ha propuesto y tiene en planes desarrollar un proyecto denominado “La ciudad del siglo XXI”. Este diseño refleja, como idea central, la intención de enfrentar las necesidades de mejoras en lo que respecta a los servicios de infraestructura y la reforma del sector de la vivienda. A través de este plan ambicioso se visualizaron soluciones importantes en lo que concierne a la administración de las ciudades para enfrentar la violencia urbana, la promoción del desarrollo económico local y la renovación urbana.

El proyecto contempla seis grandes aspectos como son: Las tendencias globales que afectan el desarrollo de la región, la ciudad como motor del desarrollo urbano en la región, los desafíos de gobernabilidad que presentan las ciudades, la necesidad de reconstruir el tejido social urbano que enfrenta la agenda social de los gobiernos urbanos, los problemas de financiamiento de la ciudad y la problemática del medio ambiente  urbano.

En toda sociedad debe buscarse la garantía de mejores oportunidades y condiciones de vida para sus integrantes, es tarea mancomunada que involucra a todos los sectores para garantizar posibilidades de trabajo, mayor productividad y satisfacción de las necesidades fundamentales.

Es precisa entonces una intervención decidida y calibrada del Estado (de un Estado fuerte aunque sea pequeño), un Estado que procure un nuevo estilo de crecimiento y desarrollo orientado hacia el fortalecimiento del mercado interno, la creación de empleos, el mejoramiento de las condiciones de vida de las mayorías y hacer más eficiente el gasto público. No hay mejor política social que una buena política económica, lo cual requiere de voluntad política, la cual solo se hará efectiva con la participación ciudadana real y en el marco de una real democracia. De nada sirve duplicar los presupuestos para gastos sociales de educación, salud, vivienda o cualquier otro aspecto que involucre el bienestar de los nacionales de un País si estos recursos terminan despilfarrándose o dándosele usos o destinos diferentes. 

La Educación es un elemento de gran importancia para disminuir y tratar de erradicar la pobreza. Con una buena educación y preparación de la sociedad para enfrentar retos se disminuye la desigualdad y al mismo tiempo se puede acelerar el crecimiento económico. En América Latina la educación se ha descuidado y de hecho es una de las peores del mundo. Esta afirmación tiene sus bases en la comparación que puede hacerse entre el tiempo destinado a educar y calificar al trabajador en   Latinoamérica y el tiempo que, a iguales fines, se le dedica en otras partes del mundo. En los países latinoamericanos se dedica un promedio de 5 años a la formación de un trabajador, en tanto que 9 o más son destinados a su capacitación en el sudeste asiático y países industrializados. Lógicamente la diferencia se hace mayor cuando se habla de medir también la calidad de la educación que se imparte.
    
En otra esfera mucho más amplia se deberá promover la solidaridad de los países ricos para con los más pobres. Si esto no se hace a corto plazo, las perspectivas para América Latina al despuntar el siglo XXI son sumamente desalentadoras.




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